No necesitas una ECM para encontrar la Fuente

Las experiencias cercanas a la muerte no son la única forma de entrar en contacto con la realidad de amor, alegría y luz que nos rodea y de la que formamos parte. La meditación y la oración han permitido a innumerables personas hacer el mismo descubrimiento.

La meditación no es una terapia ni una herramienta de desarrollo personal, sino un camino hacia el alma. Stéphane Allix, en su libro «La mort n’existe pas», la describe como una práctica esencialmente espiritual. Arnaud Desjardins decía que siempre debemos entrar en meditación con la conciencia de que nos estamos volviendo hacia lo sagrado dentro de nosotros mismos.

La profesora de meditación Tara Brach da un ejemplo maravilloso. Un día reflexionó sobre una de sus creencias fundamentales: «es imposible amar a alguien como yo». Esto es lo que experimentó:

«Me pregunté qué era lo que más necesitaba la zona profundamente enterrada donde residía este sentimiento de no ser amado. De repente, me oí susurrar: «Por favor, ámame». La misma llamada una y otra vez: «Por favor, ámame».

Entonces percibí una presencia muy íntima, un campo de conciencia y luz que me rodeaba. Era como una presencia rebosante de ternura y compasión. Bajé un poco la cabeza. Sentí un beso en la frente, una bendición de pura aceptación y preocupación.

Algo dentro de mí se abrió y me inundó una luz amorosa. Cuanta más luz dejaba entrar, más se desvanecía la sensación de separación. Oí las palabras que me susurró un maestro indio: «El amor nunca deja de amarte». Alors, j’ai su que c’était vrai »[1].

¿Cómo puedo encontrar la Fuente?

La Fuente está dentro de nosotros y es la Fuente la que nos da la verdadera felicidad. Para encontrarla, tenemos que invertir completamente nuestras prioridades. Tenemos que apartar nuestra energía de las cosas externas y dirigirla hacia el interior en la medida de lo posible. Como dice un proverbio zen, «hay que cerrar los postigos de la mente para ver brillar la luz interior».

Esto significa, en primer lugar, reducir nuestra actividad, bajar el ritmo y preocuparnos menos por lo que nos dirige hacia el exterior.

Cada cual puede encontrar su propio camino, a través de la meditación, la jardinería, los paseos suaves, el yoga, el canto, la pintura, etc. El objetivo es siempre calmar la inquietud de la mente. Esto nos permite tomar conciencia de nuestra energía espiritual y encontrar la paz interior.

Al igual que con el ejercicio físico, varios periodos cortos durante el día son más beneficiosos que un único periodo más largo. Y un poco de práctica cada día es más beneficioso que mucho tiempo una vez a la semana.

ECMs, un mensaje que sienta bien

Durante nuestros días, podemos recordar los mensajes de los experimentadores:

  • Vivimos en un profundo y universal flujo de amor. Este río subterráneo de vida está siempre presente y accesible. Para aprovecharla al máximo, hay que tomarse el tiempo de detenerse y cavar un poco para encontrar el agua.
  • Esta energía nos conecta a todos en lo más profundo. Ninguno de nosotros está separado de los demás.
  • Somos seres espirituales que habitamos temporalmente un cuerpo físico. La energía espiritual es, por tanto, una parte esencial del ser humano. También contribuye a nuestra salud física y psicológica.

La Fuente es alegría y amor. Vas por buen camino si sientes que estos dos sentimientos crecen en tu interior. Y, sobre todo, si los sientes incluso cuando las circunstancias externas son desfavorables.


[1] « Faites de vos émotions une source de puissance et de liberté » – Editions Pocket

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