Sumérgete en el corazón de tu alma: un viaje luminoso e inspirador

Julie Sina, escritora y canal de luz, acaba de publicar un magnífico libro: «De l’âme à la vie: Voyage au cœur du monde de l’âme et de sa mission sacrée, pour un chemin de vie en conscience «. Su mensaje es a la vez profundamente inspirador y muy práctico.

Julie Sina ofrece una luminosa descripción de nuestros orígenes, nuestro propósito y el camino que podemos seguir para alcanzar nuestra mayor felicidad.

Me complace compartir contigo algunas pepitas de su libro, con la esperanza de inspirarte a leerlo. Arroja luz sobre muchas cuestiones esenciales sobre el sentido de nuestras vidas. Estoy seguro de que te hablará y te dará mucha alegría e inspiración.

La cuestión fundamental

«La pregunta fundamental es (…) ¿qué creó el universo y de dónde vienen las almas?

La respuesta a esta pregunta está en lo que llamamos la Fuente. Sea cual sea el nombre que demos a esta realidad, ya la llamemos Dios, el Universo, la Conciencia Cósmica, el Todo o simplemente Yo Soy, la Fuente es el origen de toda la creación.

La Fuente: el origen de todo

La Fuente es infinita, eterna (…) Para comprender mejor qué es la Fuente, imaginémosla como un océano infinito de energía pura, amor incondicional y luz.

La Fuente es el océano, inmenso e infinito, y cada alma es una gota de agua que se ha desprendido para vivir una aventura única. Aunque la gota parezca separada, conserva en su interior la esencia del océano (…) Una vez completada su experiencia, regresa para fundirse con la inmensidad de la Fuente.

El alma, como esta gota, nunca está realmente separada (…) En cada alma reside el potencial infinito de la Fuente, igual que en cada gota de agua reside la memoria del océano.

¿Qué es exactamente el alma?

También es esencial comprender que el alma es multidimensional. No sólo vive en nuestros cuerpos, en esta vida, aquí y ahora. Existe en varios planos de conciencia simultáneamente, mucho más allá de lo que nuestra mente puede concebir.

Una parte de ella está encarnando, experimentando, atravesando la densidad.

Otra permanece siempre conectada a la Fuente, en las esferas de luz, vigilando nuestro camino con amor y sabiduría. Así, incluso cuando nos sentimos perdidos, solos, aislados de lo divino, el alma nunca nos abandona. Siempre está ahí, presente, paciente, dispuesta a llegar hasta nosotros en cuanto estemos dispuestos a escuchar.

Estamos en un gran videojuego

Una de las metáforas más útiles para comprender la experiencia del alma en el mundo físico es la del videojuego. Imagina que la Fuente es la creadora de un vasto juego. En este juego, cada alma elige un avatar -un cuerpo humano- y entra en el universo para vivir experiencias, aprender lecciones y evolucionar.

El objetivo del juego (…) no es «ganar», sino vivir, experimentar, transformar y, sobre todo, recordar.

¿Por qué viene el alma a la Tierra?

Este viaje, hecho de descubrimientos, desafíos y retornos al yo, tiene un propósito profundo: permitir que el alma recuerde plenamente su naturaleza divina, se purifique de las ilusiones de la separación y un día regrese a la Fuente en consciencia.

Volver a la Unidad, ya no en la inocencia del nacimiento, sino en la madurez de un ser realizado: ésta es la esencia del viaje del alma.

Tú eres eterno

Eres un alma, una chispa de la Fuente, y nada podrá borrar jamás esta verdad.

Tómate un momento para sentir esta eternidad dentro de ti, para recordar que eres, y siempre has sido, parte de esta gran Fuente divina.

Eres todo a la vez, tanto la gota de agua como el océano.

El Amor es tu Fuente

Lo que caracteriza al mundo del alma es sobre todo el amor incondicional que reina en él, un amor de tal intensidad y pureza que ninguna experiencia terrenal puede dar una imagen fiel de él.

Es un amor universal, total, que no conoce condiciones ni límites, y que va mucho más allá del amor emocional que experimentamos en nuestra vida humana.

Este amor no espera nada, nunca juzga, nunca compara. No conoce la preferencia ni el rechazo, porque no depende de ningún mérito.

Este amor es lo que todos buscamos, consciente o inconscientemente, en nuestras encarnaciones terrenales.

Nunca estás solo

El mundo del alma no es un lugar lejano reservado para la otra vida. Está ahí, muy cerca, en una frecuencia que puedes sentir cuando tu corazón se abre y tu mente se calma. Es un espacio de curación, de comprensión, de preparación, pero también de conexión. Porque en este mundo sutil, no estás solo. Otras almas te rodean, te apoyan y te elevan.

Su amabilidad nos devuelve a lo básico: no estamos aquí para triunfar o fracasar, sino para aprender a amar más, a comprender, a experimentar con la conciencia.

La muerte es un retorno a la Fuente

Desde la perspectiva del alma, la muerte no es un final. Es un retorno, una liberación, un paso. Cuando el alma abandona el cuerpo, recupera inmediatamente una conciencia expandida. Recuerda. Comprende. Se levanta el velo y vuelve a ver con claridad las razones de su venida a la Tierra.

Los primeros momentos tras la muerte suelen estar marcados por una bienvenida. Guías, seres queridos fallecidos o seres luminosos vienen a acompañar al alma. Es un momento de gran paz. El dolor, el miedo y el arrepentimiento se desvanecen gradualmente, dando paso a un sentimiento de amor incondicional.

Un repaso a la vida en el amor

Entonces el alma entra en un proceso de reintegración. Vuelve a los planos sutiles, pero aún no está completamente libre de su vida terrenal. Necesita tiempo para integrar, digerir y comprender todo lo que ha vivido.

Esto es lo que el Dr. Newton y otros investigadores espirituales han descrito como la «revisión de la vida»: un momento en el que el alma, con sus guías, revisa las principales etapas de su encarnación, las elecciones que ha hecho y las consecuencias de sus actos.

Esta evaluación nunca es una condena, sino una oportunidad para aprender. El alma mira con compasión por lo que ha pasado, las heridas que ha causado o recibido y los progresos que ha hecho. Comprende mejor los vínculos kármicos, las dinámicas relacionales y las lecciones que aún deben integrarse. Es una época de aprendizaje profundo, pero siempre acompañado de amor y bondad.

Con cada vida, el alma refina su luz, desarrolla su sabiduría y se acerca un poco más a su unidad original. No hay errores en este proceso, sólo experiencias que se enriquecen mutuamente. La vida terrenal, con sus dolores, alegrías e incertidumbres, es un extraordinario terreno de despertar. Ofrece al alma la oportunidad de poner en funcionamiento sus cualidades, de experimentar la separación para volver a la unidad. Y es a través de esta danza entre la luz y la sombra como el alma descubre quién es realmente.

Escucha la llamada de tu alma

Las llamadas profundas, en cambio, suelen surgir en periodos de transición, cuando el alma empieza a susurrar más alto. Pueden adoptar la forma de un deseo irreprimible de cambiar de vida, de dejar atrás una situación, de seguir una pasión que se ha dejado de lado durante mucho tiempo.

El llamamiento no siempre es racional; es vibrante. Habla al corazón, no a la cabeza. Estos impulsos repentinos no deben tomarse a la ligera. Son las formas en que nuestra alma intenta realinearnos con nuestro verdadero camino. A veces, seguir una llamada profunda puede parecer una tontería para el mundo exterior, pero en el fondo sabemos que es lo correcto. También en este caso se necesita valor para escuchar la voz interior en lugar de las expectativas exteriores.

Al escuchar la llamada discreta de nuestra alma, entramos en una relación de amor profundo con nosotros mismos. Dejamos de buscar desesperadamente fuera de nosotros lo que siempre ha estado vivo en nuestro interior. Descubrimos que, desde el principio, hemos sido portadores de una luz única, una canción silenciosa que sólo pide ser escuchada y encarnada.

Tu alma te invita a vivir en la alegría

El alma nunca se impone. No grita. Susurra, respira, sugiere. Es como una ligera brisa que pasa sobre nuestro corazón. Es esencial (…) aprender a separar las voces que resuenan en nuestro interior. Nuestra mente, nuestro ego, nuestros miedos y nuestros deseos pueden enviar mensajes, pero no tienen la misma vibración que la verdadera intuición. La verdadera intuición es tranquila y serena, no agitada.

Reconocer tu verdadera dirección no significa esperar un destello místico o una revelación repentina. A menudo es un proceso paciente y sutil, hecho de escucha, ajustes e impulsos internos. Se trata de observar lo que nos da vida, lo que nos tranquiliza, lo que tira de nosotros hacia arriba.

¿Cómo puedes reconocer la voz de tu alma?

Hay algunas pistas:

  • Ese sentimiento de rectitud que nos invade cuando una acción está alineada con nuestra alma;
  • La paz silenciosa que llega cuando tomas una decisión valiente, aunque te disguste;
  • Ese fuego suave que cobra vida cuando emprendemos una acción en consonancia con lo que sentimos que es «verdadero».

A la inversa, los signos de distanciamiento no deben demonizarse, sino escucharse:

  • Fatiga inexplicable,
  • Una sensación generalizada de malestar,
  • Obstáculos repetidos,
  • Emociones de ira o vacío.

Lejos de significar que hemos fracasado, estas señales son a menudo faros benévolos, que nos susurran suavemente: «No es por ahí. Vuelve».

Encuentra tu camino

Pero en todos los casos, lo que surge es una forma de coherencia. Una música interior que empieza a vibrar de nuevo. Cuando estamos en nuestra verdadera dirección, todo en nosotros se conecta: nuestra energía, nuestros pensamientos, nuestras relaciones, nuestras acciones cotidianas.

Es muy valioso tomarse tiempo para el silencio, para volver a uno mismo, para hacer preguntas con suavidad:

  • ¿Qué me alimenta?
  • ¿Qué me cansa?
  • ¿Cuándo fue la última vez que sentí verdadera alegría?
  • ¿Qué me abre la puerta?

Estas sencillas preguntas, formuladas con honestidad, pueden abrir áreas de claridad. Y cuando se presenta una dirección, por tímida, incierta o poco razonable que sea, es importante atreverse a dar el primer paso.

Porque el camino a menudo sólo se revela cuando empiezas a andar. Es a través de la acción, por modesta que sea, como el alma se pone en movimiento, y la vida responde.

Estar vivo y ser feliz

La misión de nuestra alma está siempre ligada a lo que está más vivo en nosotros:

  • Lo que nos pone en movimiento,
  • Lo que nos llama a pesar de nuestros miedos,
  • Esto es lo que nos hace honestos y luminosos, incluso en lo invisible.

Tiene una dimensión sagrada, porque revela nuestro profundo compromiso con la Vida, nuestra contribución única a la armonía del todo.

La misión del alma se vislumbra a menudo en momentos de claridad interior: cuando hacemos algo que nos eleva, que nos alinea, que parece fluir de la fuente. Cuando el tiempo se desvanece, cuando la alegría se apacigua, cuando el corazón se abre sin esfuerzo. Estos momentos son fragmentos de verdad, esquirlas del camino correcto. Nos dicen: «Éste es tu lugar.

También se revela en las llamadas profundas que vuelven a pesar nuestro, a veces durante años: un proyecto que nunca nos hemos atrevido a lanzar, un deseo de servir, un don que aún no hemos compartido. El alma es paciente, pero tenaz.

Por eso es esencial cultivar la paciencia y la confianza. La misión del alma no es un misterio que haya que desentrañar a toda prisa. Es una presencia interior que hay que domar con suavidad.

Tu misión, si la aceptas: amar

Vivir la propia misión no significa necesariamente apartarse de la vida ordinaria o buscar logros extraordinarios (…) El amor es el fundamento de esta misión. No un amor sentimental, sino un amor vasto, que incluye el respeto por uno mismo, la compasión por los demás y la confianza en una inteligencia mayor que guía al todo.

A través de estas páginas, he querido transmitir el mensaje esencial:

  • Todo ser humano es un alma encarnada, una chispa divina que lleva en sí la infinitud de la vida.
  • Lo que eres es más de lo que crees que eres.
  • Lo que llevas es mucho más grande que tus dudas.
  • Y lo que estás viviendo, aquí y ahora, es un fragmento precioso de tu aventura eterna».

Para saber más, visita el sitio web de Julie Sina

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Véase también el artículo «La vida continúa después de la muerte «.

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