
Las personas que han tenido una ECM a menudo dicen que se encontraron con un «ser de Luz» que era amoroso y compasivo, y/o que fueron bañados en una Luz infinitamente suave, amorosa, feliz y pacífica.
Todos se sintieron totalmente amados, acogidos y comprendidos por esta Luz amorosa. Estaban increíblemente felices de ser envueltos por Ella. Muchas personas han llegado a sentirse uno con esta Luz, con la sensación de que formaban parte de ella.
La Luz está dentro de ti
Incluso sin ECM, puedes descubrir esta Luz en tu interior. En tu silencio interior, en la quietud de tu mente, puedes sentirlo en lo más profundo de tu ser. Como dice un proverbio zen: «tenemos que cerrar nuestras contraventanas a las luces exteriores para ver finalmente la Luz interior».
Jacques Lusseyran, escritor que se quedó ciego de niño y llegó a dirigir una red de Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial, escribió : «La alegría no viene de fuera. Está dentro de nosotros, pase lo que pase. La luz no viene de fuera. Está dentro de nosotros, incluso sin ojos».
Una vez que hayas aprendido a ver esta Luz dentro de ti, serás consciente de que siempre ha estado ahí, desde el momento en que fuiste concebido. Eres tú quien ha estado tan ocupado con el mundo exterior, sus alegrías y sus dificultades, que no te has tomado el tiempo de sentirlo, y mucho menos de escucharlo.
La Luz cura y libera
Si te tomas el tiempo de dejar que esta Luz brille dentro de ti, verás que :
- cura tus heridas,
- te libera de tus miedos,
- te ofrece un amor totalmente incondicional,
- te muestra el camino para vivir en el amor.
Finalmente, incluso te darás cuenta de que en realidad esta Luz no es externa a ti. Tú eres esta Luz. Tu ser más íntimo es una llama de esta Luz de amor, infinita y eterna.
Jacques Lusseyran también escribió: «La luz es mi elemento. Estoy hecho de ella. Pero tú también estás hecho de luz. La gente te dice que la luz no está dentro de ti, sino fuera. Yo sé por experiencia que eso no es cierto. Y por eso he estado alegre incluso en los peores momentos de mi vida. Esta conexión entre luz y alegría es el hecho central de mi experiencia. Cuando digo luz, no pienso en los objetos luminosos y los reflejos que componen el mundo visual. Pienso en la fuente, que está en el interior.
La verdadera felicidad es vivir sabiendo en cada fibra de tu ser que eres esta Luz, esta Fuente. En palabras de uno de los participantes: «Comprendí que el amor no procedía únicamente del ser de luz, sino que formaba parte de mí mismo. Me llené de alegría y paz. Sentí que la felicidad residía en esta verdad».

